24 noviembre 2022 | Ars Magazine
La Dirección General del Patrimonio Cultural del Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña ha hecho pública la adquisición de dos obras con destino al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Se trata de Santo guerrero de Joan de Borgonya y de Can Nonell de Isidro Nonell. La suma por ambas piezas ha ascendido a 86.000€
Las colecciones del MNAC siguen enriqueciéndose. En esta ocasión y por la vía de las adquisiciones públicas, han ingresando en sus fondos dos pinturas compradas este 2022 a Artur Ramon. La pieza más interesante es Santo guerrero de Joan de Borgonya –no hay que confundirlo con el pintor castellano Juan de Borgoña–, una tabla fechada hacia 1520-1525 por la que se han pagado 50.000€. Por su parte, por Can Nonell, un óleo de hacia 1900 pintado por el barcelonés Isidro Nonell (1872-1911), se han desembolsado 36.000 euros.
La obra de Borgonya está pintada al óleo sobre tabla de pino y posee unas dimensiones de 84,5 x 52 cm. El santo viste armadura metálica, con coraza y falda de cota de malla. Sostiene en sus manos una alabarda y una fruta que permitirían identificarlo con san Hipólito, un personaje vinculado con Hipólito de Rocabertí, venerado en el Alto Ampurdán y protector de los agricultores. La atribución se ha realizado en base a las estrechas similitudes entre el rostro del santo guerrero y el de uno de los personajes que figura en una de las tablas del desaparecido retablo de Santa Úrsula y las Once mil Vírgenes del santuario de las Olivas (Sant Esteve de Guialbes, el Pla del Estany), pintado en origen para la catedral de Gerona. Precisamente por ello se ha fechado hacia 1520-1525.
El museo barcelonés ya poseía otras dos obras de este artista de origen alsaciano activo en Cataluña entre 1510-1525, también conocido como Maestro de san Félix: una Anunciación y una Virgen con el Niño y San Juanito. Su corpus no es mucho más extenso: además de las que formaron parte del mencionado retablo de santa Úrsula y las que componen el de la Magdalena en el monasterio de Santes Creus, otras dos se encuentran en manos de particulares. Hay que sumar dos más en la iglesia parroquial de Bellpuig y el San Baudelio presente en el museo del monasterio de San Juan de las Abadesas.
Por su parte, para la adquisición de Can Nonell ha primado el hecho de que se trate de una obra juvenil de un artista que, pese a morir a una edad temprana, fue fundamental dentro de la historia de la pintura catalana del cambio de siglo. Los museos catalanes poseen –con el MNAC a la cabeza– importantes obras de madurez de Nonell, pero no de sus primeros años de formación y juventud, de ahí la compra. El tema representado también es de gran interés, pues representa la tienda de pasta de sopa que tenían sus padres en la calle Sant Pere Més Baix de Barcelona. Además, muestra la influencia que ejerció en Isidro Nonell la pintura naturalista de Santiago Rusiñol.