ARTE INFORMADO | novembre 2025
Barcelona, noviembre de 2025 — Artur Ramon Art presenta “Francesc Gimeno / Jaime Súnico. La subversión de la pintura”, una exposición que reúne a dos creadores de generaciones distintas pero unidos por un mismo impulso: la necesidad de captar la verdad desde el territorio salvaje, visceral y profundamente humano de la pintura. La muestra, comisariada por Artur Ramon, podrá visitarse del 18 de noviembre de 2025 al 16 de enero de 2026 en la galería de Barcelona.
Un diálogo radical entre dos pintores de la veta brava
En el panorama de la pintura catalana de cambio de siglo, Francesc Gimeno (Tortosa, 1858 – Barcelona, 1927) emerge como una figura insobornable y singular. Realista comprometido, retrata su entorno con una honestidad casi monacal: autorretratos duros y directos, escenas domésticas que comparten espacio con la cocina y el taller, paisajes pintados con la fuerza de un espíritu indómito. Gimeno es un pintor de la “veta brava”, heredero de Rembrandt o Soutine, que convierte la pintura en materia, carne y necesidad vital.
Jaime Súnico (Barcelona, 1963) se sitúa en esta misma genealogía. Su obra —construida a partir de capas telúricas de color trabajadas a golpe de espátula— explora los límites físicos y psicológicos de la pintura. Retratos que vibran, figuras que emergen del pigmento como presencias contundentes, espacios donde la luz y la materia luchan por imponerse. Súnico, como Gimeno, a menudo se autorretrata: el artista solo frente al mundo, convirtiendo la pintura en un grito que resuena.
En palabras de Artur Ramon, comisario de la muestra:
“Francesc Gimeno y Jaime Súnico, cara a cara, expresan y representan la evolución de una misma idea: el anhelo de captar la verdad desde la pintura viva, violenta y dura, inocente y honesta. Esta exposición reivindica la subversión de la pintura como un gesto radical y puro en tiempos modernos.”
Una reivindicación de la pintura como acto esencial
La exposición reúne una selección significativa de obras de ambos artistas para establecer un diálogo directo entre sus gestos, sus texturas y sus silencios. Enfrentar a Gimeno y Súnico permite trazar un hilo que une dos momentos de la historia pictórica catalana a través de un mismo impulso creativo: la necesidad de regresar a la pintura como territorio de verdad.
