18/04/2024 | Lito Caramés | Praza Catalunya
La conocida galería Artur Ramon presenta la muestra Subirachs. En esencia. Escultura y dibujo 1952-2002, una magnífica selección de obras escultóricas y dibujos que reflejan las ansias creativas de este gran artista, reconocido por sus trabajos en el templo de la Sagrada Familia de Barcelona. Una exposición que debería ser organizada por un museo. ¿Qué hace el MACBA que no organiza esta actividad a los 10 años del fallecimiento del artista?
Subirachs. En esencia. Escultura y dibujo, 1952-2002. Galería Artur Ramon
El título, “Subirachs. En esencia”, hace referencia a la voluntad que lo guio hacia la forma sintética, la esquematización y la simplificación: hacia todo lo primordial, trascendente y primigenio. Aquel Subirachs que sobresale como uno de los artistas más representativos de la renovación escultórica en Cataluña de la posguerra. (Conxita Oliver y Joan Gil, comisarios de la muestra).
En este mes de abril de 2024 se cumplen diez años del fallecimiento de Josep Maria Subirachs (1927-2014), un artista polifacético y complejo que destacó, sobre todo, como escultor. A lo largo de su extensa vida y obra también cultivó la pintura, el diseño, así como la creación de escenografías para diversas obras de teatro o la fundición de medallas conmemorativas. Desde hace unos siete años, en Barcelona -ciudad donde nació y murió-, existe un Espai Subirachs dedicado a la memoria, estudio y conservación de la figura del gran escultor. Y, una vez más, se da la paradoja de que una galería privada, la dinámica galería de arte Artur Ramon, produce y presenta al público la muestra Subirachs. En esencia, una exposición que cuenta con unas 50 creaciones del autor de obras públicas bien significadas, como puede ser todo el trabajo de ampliación de la Sagrada Familia, o el Monumento a Francesc Macià que se encuentra en la céntrica plaza de Cataluña de Barcelona. La paradoja radica en que, para conmemorar los diez años de la muerte de Subirachs, no sean entidades públicas las que se encarguen de estos menesteres. ¿Qué hace el MACBA? Desde que se produjo el escándalo de la destitución de Bartomeu Marí por permitir presentar una escultura que -al parecer- se burlaba de Juan Carlos I, ese museo parece que no encuentra el rumbo, ni la serenidad suficiente como para saber hacer su trabajo de promoción artística.
Bueno, felicidades a la familia Ramon por esta iniciativa. Y también a los comisarios (Conxita Oliver y Joan Gil) que supieron elaborar y presentar tan bien esta cantidad de obras. La cincuentena de piezas expuestas pertenecen a la galería Artur Ramon. Según comenta Mònica Ramon, su padre (Artur Ramon) fue el marchante de Subirachs durante 40 años y, fruto de esa relación profesional, también se desarrolló una amistad.
Josep Maria Subirachs siempre fue un trabajador incansable; prueba de ello es la cantidad de obra realizada a lo largo de décadas. También fue una persona interesada en explorar nuevos caminos, nuevas formas de creación artística. Un artista total que supo transitar entre la figuración, la abstracción, la simplificación de formas para poder representar mejor aquellas obsesiones que lo perseguían. En escultura tanto se apuntó a trabajos en bronce como en piedra; en hierro o madera. Y las combinaciones de varios materiales, como demuestran sus series de Falca. Algunas de sus piezas incluso pueden ir por las experiencias del arte metafísico, como ya hiciera De Chirico, o por surrealismos cercanos a Magritte o Miró (a Miró y Ferrant les gustaba hacer piezas de hierro con objetos encontrados).
Su figura también estuvo rodeada de polémicas. En 1986 recibe y acepta el encargo de seguir las obras de la Sagrada Familia, allí donde las dejara Antoni Gaudí. Un encargo comprometido, y ahí saltó la polémica. La más importante -y que parece que aún no se le ha perdonado- fue la línea de trabajo por la que optó en uno de los encargos más duros y complejos de los que se encargó: la ampliación del templo expiatorio de la Sagrada Familia; seguir donde dejara la obra ingente de Antoni Gaudí. La polémica duró (y dura) décadas, casi tanto como las eternas obras del templo.
Subirachs. En essència. Escultura i dibuix, 1952-2002. Henri Moore. Jorge de Oteiza
Per a Subirachs, com a mitjà d’expressió, el dibuix s’adapta de mode versàtil per traduir pensaments, gestos, incerteses o anàlisis. El seu atribut fonamental és la inmediatesa, ja que a través del dibuix es genera un perllongament del pensament d’una manera directa, essent el recurs d’experssió que guanya la batalla al temps. (Conxita Oliver i Joan Gil, comisarios de la muestra).
En el texto anterior de los comisarios de Subirachs. En esencia. Escultura y dibujo, 1952-2002, se observa la importancia que el autor de “Dona negra” (1951) otorga al dibujo. El dibujo como herramienta mediante la cual los humanos expresan sus inquietudes, preocupaciones. Ser mortal es una de las claves para comprender las necesidades de los seres humanos, y el dibujo, como mecanismo casi automático, facilita la comunicación con aquello que se encuentra más allá de la línea del horizonte. Hace unos años (2019), la Fundación Mapfre presentó en Sitges la muestra Del modernismo a las vanguardias. Dibujos de la colección de la Fundación MAPFRE. La tesis de la amplia y valiosa colección de diseños presentada era precisamente esa: el dibujo es la base, es el origen del arte. El crítico y estudioso John Berger dejó escrito: “Para el artista, dibujar es descubrir. (…) Es el acto de dibujar lo que fuerza al artista a mirar el objeto que tiene delante, a diseccionarlo y volverlo a unir en su imaginación, o, si dibuja de memoria, lo que lo fuerza a profundizar en ella, hasta encontrar el contenido de su propio almacén de observaciones pasadas” (Berger on Drawing, 2005).
En el año 1950, Subirachs se va a París con una beca de estudios del Círculo Maillo del Instituto Francés. Proveniente de la vida gris y frustrante del franquismo, la llegada a la capital francesa representa el conocimiento de las direcciones de las vanguardias artísticas. Y allí descubre a Henry Moore, el gran escultor británico. De toda su creatividad, el tema más representado y repetido por Moore fue “Figura femenina reclinada”. Su interés por dicha postura viene de conocer la escultura maya del Chac Mool, representado con las rodillas dobladas, apoyado en los codos y mirando por encima del hombro. Moore afirmó en más de una ocasión que esa era la posición que más le interesaba porque era la que daba más libertad al cuerpo humano. Pues ahora en Artur Ramon (Subirachs. En esencia. Escultura y dibujo) están presentes varias piezas escultóricas, e incluso dibujos que aluden directamente a la figura (humana) reclinada; esa postura de total libertad, según Moore. Una de ellas es la citada “Dona negra”, o “Dona a la platja”, o “Poniente”.
Como es de esperar, en las creaciones de Subirachs se encuentran similitudes con las producciones de otros artistas coetáneos y anteriores. Algunas pueden remitir -en su simplificación incluso geométrica- a piezas de Brancusi, otras (“Ferro”, 1957) parecen seguir los caminos ya trazados por artistas anteriores a la Guerra Civil: Picasso o su amigo y colaborador Julio González, el autor de la imponente “Montserrat”, creada para el pabellón de la Segunda República en la Exposición Universal de París de 1937.
Tal vez se pueda, también, establecer paralelismos con los modos de trabajar de Jorge Oteiza y Josep Maria Subirachs. Paralelismos en sus búsquedas hacia las líneas abstractas, las esencias que dan nombre a esta exposición, pero también a otros aspectos que tienen que ver directamente con las vidas creativas de estos dos grandes escultores. Jorge de Oteiza tuvo un calvario particular con su participación fundamental en la concepción y decoración del santuario de Arantzazu. Para ese templo trabajó y trabajó hasta lograr confeccionar sus famosos “Apóstoles gigantes” que ahora ocupan y decoran la fachada del santuario. Oteiza diseñó los famosos 14 apóstoles en un friso situado sobre las puertas (¿a modo de catedral gótica?). Al conocer las tallas que estaba haciendo Oteiza, las autoridades eclesiásticas piden una evaluación y la Pontificia Comisión Central para el Arte Sacro de Roma envía un informe en el que propone paralizar las obras inmediatamente por ser las figuras aberrantes, brutales y contrarias a los preceptos católicos. Los 14 apóstoles, ya tallados en granito, permanecieron en la cuneta de la carretera que llegaba al santuario hasta que pudieron colocarse en el año 1969. ¿Por qué Oteiza elaboró (y colocó) 14 apóstoles? Parece ser que cada vez que le preguntaban daba una respuesta diferente: todos somos apóstoles, porque no caben más, 14 son los traineros de Orio…
En paralelo, Subirachs encontró críticas feroces e irreductibles quizás donde no las esperaba, y también en otro templo: en las obras de la Sagrada Familia de Barcelona. Frente al naturalismo y al modernismo adorador de la naturaleza de Gaudí, Subirachs apuesta por la simplificación de líneas y formas, por la abstracción en las figuras, y también por el brutalismo en algunas de sus creaciones. Y eso aún ahora no se le ha perdonado.
Subirachs. En essència. Escultura i dibuix, 1952-2002. Sufrimento
El fet decisiu que ens mostra la raó profunda del perquè existeix l’art és la consciència que els humans tenim de la mort. L’art, pel caràcter intemporal de l’obra i pel seu valor metafísic, és el que veritablement s’oposa a la mort. L’ésser humà, davant la tràgica informació que la vida té un límit, es rebel·la i inventa l’art per defensar-se de la desesperació, en un suprem esforç per lluitar amb honor en una batalla perduda per endavant (VVAA. Subirachs. Volums, textures, símbols. Obres de 1953 a 2002. Departament de Cultura, Generalitat de Catalunya, 2003).
Una de las constantes en la creación de Subirachs fue la preocupación que siempre tuvo por las vicisitudes vitales de la humanidad. En concreto, por todo aquello que trascendía sufrimiento, pasión.
Por esas razones trató y trabajó temas muy relacionados con esas constantes. Incluso sus gigantescas esculturas para la Sagrada Familia son “dolorosas”. Lo mismo se puede decir del tema de Ícaro, el humano que pretende llegar tan alto como los dioses. En otras ocasiones es Job, aquel hombre que soportó los caprichos de la divinidad. Otra prueba de las preocupaciones existencialistas del artista es que muchas de las esculturas, muchos de los cuerpos humanos que elabora en cualquier material, tienen sus cuerpos llenos de heridas, de marcas, de señales de sufrimiento.
Ahora en Subirachs. En esencia. Escultura y dibujo, 1952-2002 están algunas de estas piezas, o diseños y estudios para ellas. En “Dona negra” la mujer acostada está enferma; esa tensión cobra fuerza al saberse que esa figura creada en 1951 (plena posguerra) fue un estudio para una pieza grande que se iba a llamar Europa, el continente enfermo, sufridor de las barbaries de mediados del siglo pasado (y otras posteriores que hubo y hay).
Visitar Subirachs. En esencia. Escultura y dibujo, 1952-2002 es presenciar una muestra digna de grandes espacios públicos y también conocer la pluralidad creativa de un artista polifacético, tocado por las musas y más por los destinos de la humanidad.
Lito Caramés
EXPOSICIÓN: Subirachs. En essència. Escultura i dibuix, 1952-2002.
Hasta el 31 de mayo de 2024