La galería presenta una exposición que pone en diálogo a dos artistas separados por un siglo pero unidos por un mismo impulso pictórico: Francesc Gimeno (1858–1927) y Jaime Súnico (n. 1963). Dos creadores que entienden la pintura como un acto radical de verdad, materia y emoción.
Francesc Gimeno, figura singular de la pintura catalana de fin de siglo, destaca por la fuerza realista de sus retratos y paisajes. Sus intensos autorretratos, las escenas íntimas de su familia y los paisajes del Tibidabo o Torroella revelan una mirada honesta y profunda, propia de un pintor de raza. Su obra, matérica y visceral, se vincula con una tradición que va desde el último Rembrandt hasta Lucian Freud.
Jaime Súnico, artista barcelonés contemporáneo, continúa esta herencia con una pintura trabajada a espátula que convierte el color en volumen y energía. Sus retratos, construidos en capas densas, captan el alma de sus modelos —desde monjes de Montserrat hasta figuras de su entorno personal— y proyectan una intensidad visual que atrapa al espectador. Como Gimeno, Súnico recurre a menudo al autorretrato como espacio de verdad y confrontación.
La exposición reúne a ambos artistas cara a cara, mostrando cómo, desde lenguajes y épocas diferentes, comparten una misma idea: la pintura como un gesto puro, valiente y esencial. Una celebración de la fuerza subversiva de la pintura, desde la Cataluña del 1900 hasta la Barcelona contemporánea.







