La saga Artur Ramon se remonta a los inicios del siglo XX
El primer miembro de esta familia, Artur Ramon Vendrell (1876-1959), nació en Reus en el seno de una familia dedicada a la relojería y la joyería. Pronto se interesó por el mundo de los objetos artísticos y de las antigüedades, trasladándose a Sitges motivado por el clima de bonanza económica. Las áreas de actividad de la casa, conocida popularmente como el «Saloncito Azul», eran la venta de muebles, pinturas, porcelanas, cristales y colgaduras, y además se dedicaba a organizar exposiciones.
Unos años antes de la Guerra Civil, cuando ya el negocio sufriría un paro temporal debido al conflicto, Artur Ramon Vendrell se trasladó a Barcelona. En 1942, su hijo Artur Ramon Garriga abrió la histórica tienda en la calle de la Palla 25, vía que en aquellos momentos era el centro neurálgico barcelonés del comercio de antigüedades.
El sucesor, Artur Ramon Picas, se incorporó al negocio familiar en los años 60. Él introducirá el concepto de galería de manera plena después de haber visitado París y haber visto las innovaciones que allí se daban los revolucionarios años 70. En 1973, se hará la primera exposición en la galería, que será una muestra monográfica de Joaquim Sunyer.
Después seguirán otros, apostando siempre por el arte catalán de nueva factura, como es el caso de la escultura de Subirachs, pero también con obras de Joaquín Chancho, Torres-García, Mariano Pidelaserra, Foix y Ponç. Artur Ramon Art, desde el 1974, apoya y promociona también la obra del escultor Josep Maria Subirachs (Barcelona, 1927-2014), a quien es dedicado el estudio en Calle Regomir.
Hacia los años 80, aunque solo por unos años, Artur Ramon y el anticuario Manuel Trallero abrieron en la calle Consejo de Ciento un nuevo negocio paralelo a la tienda de antigüedades: la galería Daedalus. En 1986, el local de la calle de la Palla se amplia, dando origen a un nuevo concepto de tienda y galería, dirigida por Jordi Umbert durante muchos años.
Escogerán una serie de temas y autores a los que mostrarán fidelidad durante años, como por ejemplo Joan Mora, Pere Santilari y Josep Santilari. Dedicarán esfuerzos a la reivindicación de artistas catalanes como Manolo Hugué, Xavier Nogués, Ramón Pichot, Xavier Gosé, Pere Torné Esquius, Ramon Rogent, Mariano Fortuny, Henry Moore, Eugenio Lucas Velázquez y Esteban Lisa. Una de sus características será la valoración de la obra gráfica de artistas tan preciados como Giovanni Battista Piranesi.
Artur y Mónica Ramon Navarro, hijos de Artur Ramon Picas, se unen a la actividad familiar a mediados de los años 80, aportando sus ideas innovadoras y con una clara idea de aperturismo hacia nuevas tendencias y nuevos mercados.
En el año 2000, el negocio familiar se amplía durante siete años con un local en la misma calle dedicado al arte contemporáneo.
A la hora de tomar el relevo generacional de la empresa, uno de los hitos principales de Artur Ramon Navarro fue el de internacionalizar la marca familiar haciéndola presente en dos de las ferias de arte más importantes a nivel europeo: Le Salon du Dessin de París (a partir de 2009) y la TEFAF de Maastricht (desde 2010, Artur Ramon Art será el primer expositor catalán con sólo tres expositores del territorio español). La preparación de estas ferias es un gran desafío para todo el equipo. Es la tarea de encontrar y elegir las mejores piezas, estudiarlas y prepararlas para su exposición.
Detrás del trabajo de Artur Ramon Art hay un sentido, un trabajo que se desarrolla incansablemente y con una dirección muy clara: promover la cultura e incentivar el coleccionismo, tanto a nivel público como privado. Su tarea como galería perdura en el tiempo y se complementa con la de edición de libros y catálogos, a veces con factura exquisita, otros con el encanto de la sencillez.