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Biografia
Tamburini nació el 4 de diciembre de 1856, en el seno de una familia acomodada de Barcelona. Desde muy joven descubrió su preferencia por el dibujo, posiblemente a causa de la relación familiar con los pintores Masriera, y se matriculó en la Academia de Bellas Artes de la Lonja. En 1870, para escapar de la fiebre amarilla, se trasladó a Olot, ciudad de la Cataluña interior donde convergieron otros artistas, entre ellos Joaquín Vayreda, Modest Urgell, Josep Lluís Pellicer y Antoni Caba, que sería su maestro de pintura en la Escuela de la Lonja.
A mediados de los años setenta viajó a París, Roma y Nápoles. En la capital francesa trabajó para Léon Bonnat, retratista oficial de la sociedad de la II República. En Roma frecuentó la Academia Chigi y entró en contacto con los artistas post-Fortuny, que tendrían cierta repercusión en su estilo. Alternó sus estancias en la Ciudad Eterna con temporadas en Nápoles, donde recibió su influencia sobre todo de Domenico Morelli, a quien apreciaba por su nuevo cromatismo y sus escenas emotivas, y de Gioacchino Toma, a través del cual recuperó el planteamiento realista y evocador.
En 1882 empezó a participar en exposiciones colectivas en la Sala Parés, una colaboración que se intensificó en la década siguiente y que siempre recibió buena respuesta por parte de la crítica y del público de Barcelona, que además del dibujo y el color, valoraba su evolución estilística. Al año siguiente inició sus colaboraciones en L'Avenç, donde ejerció la crítica de arte y publicó algún poema.
Los cambios de final de siglo, que corresponden en las artes al desarrollo del Modernismo, encontraron a Tamburini totalmente receptivo, dispuesto a recuperar e interpretar elementos de estilos diferentes. Así, su lenguaje conjuga el realismo académico y costumbrista catalán, el simbolismo francés y el prerrafaelismo inglés, todos componentes fundamentales para el desarrollo de este movimiento que tanto éxito tuvo en Cataluña. En particular, el crítico Alexandre Cirici asoció su estilo al ala blanca del Modernismo, junto con Joan Brull, Alexandre de Riquer y Joan Llimona, en contraposición al ala negra, que incluía, entre otros, Isidre Nonell y Joaquim Mire.
Fue a partir de 1896, con la III Exposición de Bellas Artes, cuando Tamburini marcó un verdadero cambio hacia el idealismo: sus pinturas alegóricas evidencian, tanto en la escenografía como en la entonación general, la voluntad de estimular la sensibilidad del público utilizando recursos cromáticos apagados, atmósferas bromosas y frondosidades silvestres. A principios de siglo, Tamburini entró a formar parte de la Sociedad Artística y Literaria de Cataluña (1900-1926), nacida bajo el impulso de Modest Urgell, que unía a varios artistas de la Sala Parés, y desde 1902 fue miembro de la Academia de Bellas Artes. La colaboración gráfica con La Il·lustración Artística (1902-1917) y otras revistas ilustradas apoyaba su producción pictórica, que se internacionalizó con exposiciones en Múnich, México y Buenos Aires. En los últimos años el artista se centró en la realización de retratos y paisajes, aunque se dedicaba también al dibujo y acuarela.
Tamburini murió en 1932, año en el que, debido a las tensiones políticas que precedieron a la Guerra Civil, sus obras parecían ya desactualizadas y lejos de los intereses del público. Conocido y reconocido en su época, la figura del artista ha sufrido desde entonces un olvido inmerecido, a pesar de los intentos de recuperación que se han realizado en décadas pasadas.