Una exposición que une a generaciones a través de la verdad, la textura y la emoción de la pintura catalana.

Artur Ramon Art presenta a Francesc Gimeno / Jaime Súnico. La subversión de la pintura , una exposición que pone en diálogo dos voces artísticas de generaciones distintas, pero con un denominador común: la necesidad de captar la verdad desde el terreno salvaje, visceral y profundamente humano de la pintura. Las obras de Gimeno y Súnico invitan al espectador a adentrarse en un universo donde la técnica se convierte en instrumento de subversión y la emoción, motor creativo. Esta muestra revela cómo la pintura puede trascender el tiempo y las tendencias, explorando la intensidad de la experiencia humana con una autenticidad sin concesiones.
Una exposición que se inaugura el 18 de noviembre y podrá verse hasta el 16 de enero de 2026 donde se presenta una selección destacada de obras de Francesc Gimeno y Jaime Súnico, estableciendo un diálogo directo entre sus gestos, las texturas y los silencios que habitan sus lienzos. Poner en contacto el universo de Gimeno con el de Súnico, permite trazar un hilo conductor que conecta dos etapas de la historia pictórica catalana, unidas por un mismo impulso creativo: recuperar la pintura como espacio de verdad y experiencia profunda.

Autorretrato, Francesc Gimeno, 1915.
Francisco Gimeno (Tortosa, 1858 – Barcelona, 1927) es uno de los pintores más singulares de la historia pictórica catalana. Formación en la Academia de Bellas Artes de San Fernando e influencias de maestros como Velázquez, Gimeno desarrolló un estilo realista muy personal, caracterizado por pinceladas potentes, texturas expresivas y una mirada intensa sobre la realidad. Vivió una trayectoria marginal, con dificultades económicas y tardío reconocimiento, dejando un legado de autorretratos, paisajes y escenas de costumbres que capturan la fuerza de su visión del mundo.
Poner en contacto el universo de Gimeno con Jaime Súnico permite trazar un hilo que conecta dos etapas de la pintura catalana a través de un mismo impulso: recuperar la pintura como espacio de verdad y experiencia profunda. Esta exposición revela la capacidad del arte de trascender el tiempo, invitando al espectador a experimentar la intensidad de una pintura que es, al mismo tiempo, subversiva e íntima.

Sin título, Jaime Súnico, 2007.
Súnico se inscribe en la misma genealogía de verdad e intensidad que Francisco Gimeno. Su obra, construida con capas telúricas de color trabajadas a golpe de espátula, explora los límites físicos y emocionales de la pintura. Sus retratos parecen vibrar con vida propia; las figuras emergen del pigmento como presencias que imponen su fuerza silenciosa. Los espacios que crea son campos de tensión donde la luz y la materia luchan por imponerse, como si cada lienzo fuera un universo en miniatura. Súnico, como Gimeno, se enfrenta a menudo a sí mismo en el autorretrato: el artista solo frente al mundo, haciendo de la pintura un grito, una vibración que resuena más allá del lienzo.
En palabras de Artur Ramon, comisario de la muestra: “Francesc Gimeno y Jaime Súnico, cara a cara, expresan y representan la evolución de una misma idea: el anhelo de captar la verdad desde la pintura viva, violenta y dura, inocente y honesta. Esta exposición reivindica la subversión de la pintura como un gesto radical y puro”.