El escritor y galerista publica «Aún aprendo» donde reflexiona sobre Goya, Rodin, Picasso o Barceló
Víctor Fernández | 29/11/2023 | La Razón
Cuando le quedaba poco tiempo de vida, Francisco de Goya, exiliado en Burdeos, trazó un dibujo en el que se autorretrataba como un anciano de larga barba que se apoyaba en dos bastones. El gran pintor escribió «aún aprendo», una manera de subrayar que su formación, pese a que él ya era un indiscutible maestro, no había concluido. Son precisamente esas dos palabras las que dan título al nuevo libro del galerista y escritor Artur Ramon. «Aún aprendo», publicado por Elba, nos acerca al mundo del dibujo a través de quince historias en las que se mezcla la erudición del autor con su propia vivencia a la caza de tesoros en un viaje que nos lleva desde Altamira a Barceló pasando por Miguel Ángel, Piranesi, Alonso Cano, Rodin o Picasso.
«Hacía mucho tiempo que le daba vueltas a este libro porque en el dibujo está todo: es el verbo, es la raíz del arte. El dibujo es mi especialidad y así se me reconoce internacionalmente. Por todo ello quería escribir un libro que estuviera muy trabajado a nivel de lenguaje, que me permitiera llegar a los dibujos y, a partir de allí, narrar lo que hay detrás de las imágenes», comentó Artur Ramon a este diario.
El autor también hace suyas las palabras de Goya y recuerda que en el mundo del arte, en general, y en el dibujo, en particular, la clave es una santísima trinidad formada por curiosidad, pasión y rigor. «Este aprendizaje no se puede transferir, si no que es una conquista que uno hace», añadió el especialista, además de tener en cuenta lo que han hecho otros con anterioridad, como «Elogio de la mano», el ensayo de Henri Focillon, una de las grandes autoridades en la historiografía del arte.
El volumen está repleto de pequeñas grandes historias, todas ellas ciertamente singulares, como es que uno de los mejores dibujos del arte español de todos los tiempos, realizado por Alonso Cano, fuera despreciado por especialistas hasta que el Getty Museum empezó a mostrar interés y el Museo del Prado lograra adquirirlo. Igualmente sorprendente es la historia de la aparición en los barceloneses Encants de un extraordinario dibujo erótico de August Rodin. Todos estos relatos tienen como denominador común «la reivindicación de la mirada», como explicó el galerista y el escritor.
En «Aún aprendo» también podemos saber sobre la saga/fuga de un dibujo de Miguel Ángel, «La sibila», pasó de estar guardado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando a ser una de las joyas de las colecciones del Metropolitan Museum de Nueva York. Del mismo genio renacentista también se nos habla sobre otro dibujo, perdido en una colección privada inglesa, y del empeño de un experto estudioso hasta lograr que se demostrar la atribución de la pieza al maestro.
Por otro lado, Miquel Barceló es un caso especial para Artur Ramon porque «a los artistas los tenemos que imaginar cómo trabajaban. En el caso de Barceló he tenido el privilegio de verlo cómo trabaja en el estudio y eso es un regalo. Pensé que eso había que aprovecharlo y con esa base me interesé por lo que hizo en Biblioteca François Mitterrand, en París, con una obra dedicada a Ramon Llull. Ese trabajo es una fusión con su espectáculo “Pasodoble” y su labor en la catedral de Palma. Barceló es uno de los grandes artistas del panorama internacional, de los pocos que han seguido con la figuración sin caer en modas o tendencias conceptuales. Pasará como un Picasso posmoderno», concluyó el autor de «Aún aprendo».