Las nuevas tecnologías nos abren las puertas en los museos y al arte

¿Cuantas veces has ido obligado a un museo y te quedas horas y horas viendo un cuadro, una escultura o algo que no sabrías describirlo sin saber qué es eso? Pues eso ha cambiado con la entrada de aplicaciones como Google Lens y para demostrarlo me he ido a la galería de arte barcelonesa Artur Ramón Art para demostrároslo.

El arte sigue siendo uno de los muros culturales mentales que se mantienen en pie, algunas obras nos hacen reflexionar, otros maravillarnos y otros nos dejan completamente KO. Es normal, hasta a mí que me apasiona ir de galería en galería a veces me siento fuera del agua tras ver según qué.

Situado en el 19 de la calle Bailén, en el corazón de la ciudad condal, me he venido para ver una de las mayores exposiciones de arte en Barcelona dedicada de arte contemporáneo de la ciudad. Y he venido para reconciliarme con el arte y ayudaros para que vosotrXs también le deis una oportunidad para sorprenderos.

La realidad aumentada aumenta oportunidades

Existen aplicaciones de realidad aumentada que permiten la búsqueda de información a partir de enfocar con el teléfono el objeto que deseemos conocer datos curiosos. El más popular es Google Lens, una app gratuita disponible para Android e iOs que a través de un universo de puntos te sugiere diferentes objetivos con la finalidad de abrirte la Wikipedia, la tienda on line o enlazarte el horario de apertura de ese sitio que ahora encuentras con la persiana bajada.

Google Lens lo utilicé en mi viaje a Roma y no necesitamos guía para descubrir las maravillas de cada monumento que teníamos alrededor. A partir de ahí empecé a cogerle el gustillo a abrir el Lens en museos, colecciones, tiendas y por supuesto en galerías de arte.

Usa la tecnología del motor más potente del mundo para recabar datos trascendentales y otros de interés en apenas poner el dispositivo como si fueras a capturar una imagen.

Los museos virtuales una experiencia 360

Visualización del The Kremer Collection, la primera exposción virtual del mundo ficticia

Desde Versalles al Moma, pasando por nuestro El Prado los museos más prestigiosos del mundo se han adaptado a las nuevas tecnologías y hasta las Meninas de Diego Velázquez se pueden ver con todo lujo de detalles y ampliaciones a niveles microscópicos desde el sofá. Da Vinci no contempló que su cuadro que llevó consigo toda su vida, La Gioconda, también se haya abierto al público 2.0.

Está claro que el arte se creó sin tecnología. Bueno a su manera se usaron herramientas y técnicas que por entonces son tecnologías, pero tecnología moderna y arte deben coexistir en una simbiosis que nos permita entenderla y superar el miedo de “¿y si no lo entiendo?”.

El arte no es solo la pieza expuesta, arte es la emoción que nos evoca y sobretodo, la belleza que traspira. Un jarrón geométricamente perfecto, un collar de oro de los antiguos egipcios hecho a mano o un precioso busto de un personaje que desde su mirada de piedra ve contemplar el paso del tiempo a la espera que entremos por la puerta y lo descubramos.

 

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