Ficha técnica
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- Título
- El progreso americano (Esbozo para el mural del Rockefeller Center)
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- Medidas
- 32 x 64 cm
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- Descripción
- Óleo sobre papel verjurado
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- Descripción complementaria
- "El progreso americano" fue uno de los murales que Sert creó para la decoración del Rockefeller Center. La idea inicial de John D. Rockefeller fue crear un centro, cuyo núcleo debería ser un teatro de ópera, pero debido a la Gran Depresión, el proyecto quedó reducido a un complejo comercial y de oficinas. Para hacer más atractivo el edificio a posibles inquilinos, la comisión encargada de la decoración de todo el Rockefeller Center confió los murales del gran vestíbulo a los artistas Franck Brangwyn, Diego Rivera, José María Sert y Pablo Picasso. Parece que este último se negó a presentar un esbozo previo, por lo que quedó eliminado. El tema elegido por Rockefeller para los murales era el dominio del ser humano sobre la civilización moderna, y las instrucciones a seguir eran: Las pinturas debían hacerse en negro, blanco y gris. Este nuevo humanismo que exaltaba los valores de siempre incitando a poner en marcha la idea de progreso paralizada por el crack del año 29 era coherente con los postulados modernistas y novecentistas de Sert. A él se le encomendaron los cuatro lienzos en los que debía expresar el nuevo dominio del ser humano sobre el mundo material: el poder, la voluntad, la imaginación, el genio. Estas cuatro composiciones son un preludio de las que realizará unos años más tarde en la Sociedad de Naciones de Ginebra. Ambos conjuntos forman parte de su mayor obra pública, y son los que le dieron fama y categoría internacional, y la acreditan entre los muralistas más relevantes de su tiempo. El artista expresa en estas obras la marcha del ser humano sobre la tierra, la lucha y conflicto perenne en el que consiste ser hombre, la historia de sus esfuerzos y sus logros más espectaculares: el progreso industrial, el desarrollo de la medicina , el homenaje a las víctimas anónimas de la esclavitud y el entusiasmo por la paz. La fuerza y el poder están enfatizados mediante los grandiosos símbolos fálicos de los cañones que convergen, de las inmensas columnas en ruinas, de los falsos ídolos, de los rascacielos que emergen entre las nubes, de los bloques ciclópeos y del tumulto compacto. La apología del progreso americano, el discurso plástico personal, el simbolismo grandilocuente, el encadenamiento de las figuras de diversa escala y la concepción escenográfica teñida de romanticismo suscitaron esta admiración entre público y comitentes que en 1940 le encargaron otros cinco murales, entre ellos el falso techo del gran vestíbulo. Allí representará el Tiempo mediante tres figuras gigantescas que transitan a zancadas sobre las columnas que sostienen el techo: Formado con Benito Mercadé y Pere Borrell, Sert fue socio del Círculo Artístico de Sant Lluc, y posteriormente discípulo de A. de Riquer. En 1900 Torras i Bages le encarga una gran decoración mural para la catedral de Vic, de la que presentó esbozos y telas preparatorias en 1905 y 1907 en Barcelona y París, de los que esta pieza es un ejemplo. A través de sus exposiciones en el extranjero, pronto adquirió un extraordinario prestigio entre la aristocracia francesa e inglesa, para las que hizo decoraciones suntuosas. En 1908 decoró la Sala de los Pasos Perdidos del Palacio de Justicia de Barcelona, y en 1910 presentó en el Salón de Otoño de París la decoración mural del salón de baile del marqués de Alella (Barcelona) y decoró la sala de música de la princesa de Polignac en París. Dos años después expuso un importante conjunto en el Salón de la capital francesa. En los años siguientes trabajó para la reina Victoria Eugenia (Santander) y para Robert Rotschild (Chantilly), y expuso individualmente en Londres, en la sala Agnew.
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