Lito Caramés | prazapublica.com
La galería Artur Ramon Art está presentando una nueva exposición: una selección de obras, unas del siglo XVII y otras actuales. ¿El resultado? Un compendio de historia del arte. Las piezas firmadas en los últimos diez años son fruto de la creación de los hermanos Santilari, artistas propietarios de muy alta calidad técnica y de una estudiada estructura conceptual que los lleva a espacios sólo reservados a los maestros. Sus pinturas, sus dibujos, habitan los exclusivos Parnasos de la excelencia.
Ficciones. Josep Santilari, Pere Santilari y los bodegones del Siglo de Oro.
Nuestra pintura está hecha en función de los grises, y el dibujo también; lo único que el dibujo permite a ese fondo negro es que sea un negro total. Pero el negro del que hablamos seguramente no es un negro equivalente al del tubo. Entonces, tanto el dibujo como la pintura continúan dentro de la perspectiva aérea, de colores muy puros aquí, pero que cuando se alejan todo se va agrisando. Con el fondo negro es como si hubiera una luz que viene de dentro. (Josep Santilari, Entrevista con Artur Ramon, 2021).
Pere y Josep Santilari vuelven a presentar en la galería Artur Ramon nuevas creaciones. Y, esta vez, lo hacen sin ocultar influencias ni enseñanzas: cuelgan sus impresionantes pinturas y emotivos dibujos junto a telas de maestros del barroco. Así de fácil. Obras todas ellas que versan sobre el tema conocido como bodegón o naturaleza muerta. En Artur Ramon Art, por tanto, se exhiben conjuntamente el fruto de esfuerzos artísticos actuales y otros de artistas barrocos como Pedro de Camprobín, Juan de Zurbarán, Blas de Ledesma, Antonio Ponce o Ignacio Arias. ¿A qué esta relación? ¿Interesa poner juntos un bodegón de 1640 y otro de 2020?
Pues sí es atractivo ver cómo 400 años de historia del arte son una lección de continuidad, de la importancia de la cultura, de la necesidad del arte para la comprensión de la vida. La vida a comienzos de este año 2021, segundo año de la pandemia – tiempo de negritud cultural, de populismos estéril – es difícil. Y en tales circunstancias es de agradecer que empresas privadas decidan atacar iniciativas como ésta. Más cuando el panorama de museos y gestores artísticos en Cataluña pasa malos momentos: más de 10 museos públicos están sin dirección estable. Con esto de la pandemia algunos ritmos artísticos conducen hacia el slow art, la manera de apreciar con calma las creaciones humanas. ¿Se volverá a leer poesía como se hacía en tiempos de Petrarca? ¿Se apreciará igualmente una pintura acabada 2020 y un fresco mural románico? (Esto hay que hacer, por ejemplo, con piezas de los Santilari. Sus extraordinarias vanitas son un complicado reto al paso del tiempo).
Los gemelos Santilari, que trabajan juntos en el mismo estudio en Montgat, tienen magia. Una magia trabajada durante horas, días y años de pasión por su profesión; magia que, cuando los visita la musa, los encuentra con los pinceles y los lápices Faber-Castell. El suyo es slow art todo aliñado con la originalidad en la elección temática y compositiva, la conciencia que es importante saber situar objetos (siempre definidos por una luz que el mismo Caravaggio envidiaría) en la tela o el papel, como apostar por los espacios vacíos, tan definidores de la pieza. Hace mucho tiempo que los Santilari, como monjes zen, ignoran el concepto occidental del horror vacui.
Ficciones y abstracciones de los hermanos Santilari
De hecho, toda pintura figurativa es la representación de una realidad, la que el artista elige, pero al mismo tiempo no deja de ser una ficción. Partimos de una realidad tangible, las cosas que vemos, y decidimos crear una obra, que es una realidad figurada: la manera de reunir los elementos que conforman el cuadro, la distancia entre ellos, la iluminación, son nuestros materiales falsos. (Pere Santilari, Entrevista con Artur Ramon, 2021)
La maestría artística de estos hermanos se va presentando al público de Cataluña y también en ferias internacionales. A lo largo de varias décadas, y desde las concepciones figurativas y realistas, de la mágica combinación de cerebros y manos van emergiendo paisajes urbanos, figura humana, bodegones y (¡cómo no!) las magníficas vanitas ya presentadas en varias ocasiones. Ahora en Ficciones. Josep Santilari, Pere Santilari y las naturalezas muertas del Siglo de Oro sucede lo mismo. En la galería Artur Ramon Art – sabiendo que su calidad compite con los maestros de antiguos – atreven a exhibir elaboraciones del tercer milenio en franca camaradería con creaciones de la primera mitad del siglo XVII; la plenitud barroca. El resultado: el pleno disfrute estético.
En la entrevista que Artur Ramon hijo hace a los hermanos Santilari para esta exposición, Pere Santilari afirma que toda pintura figurativa es una representación (…) y al mismo tiempo una ficción. Cierto. Las obras de arte siempre son en sí mismas la representación ficticia de una realidad, realidad tomada ‘a priori’ como modelo. Siguiendo el argumentario de Pere, se llega más allá, y se asevera que las obras figurativas, realistas, también son abstracción. ¿Toda creación artística es abstracta? Seguramente. Un poema, un haiku, son fruto de la abstracción intelectual de mentes humanas. Lo mismo es aplicable a un dibujo, una pintura. ¿Y una estatua? ¿No es el resultado de un largo estudio? En las austeras naturalezas muertas, de fondo muy oscuro, que los Santilari presentan ahora en la Artur Ramon, ¿hay improvisación? ¿La magdalena está situada a tantos centímetros de la nuez o de la taza de chocolate por azar? (El azar siempre fue poco azaroso). ¿El vaso con flores de cerezo ocupa “aquel” lugar, junto al paño blanco por casualidad? No. Todo es producto de la planificación, del pensamiento abstracto de los artistas.
Los hermanos Santilari llegan a la perfección técnica, basada en el trabajo previo: la concepción. Las elucubraciones sobre las maneras de transmitir el concepto deseado en cada obra son abstracciones conceptuales. Dice Pere Santilari que la pintura figurativa es ficción, sí. También lo son otras opciones creativas. Todo cambiando la palabra poeta por la de pintor, así lo expresa – con sus giros y elucubraciones – el poeta lisboeta Fernando Pessoa: O poeta é un fingidor / finge tão completamente / Que Chega a fingir que é dor / A dor que deveras sente.
Josep Santilari, Serie. Fantin-Latour I, 2020
Composición, les precisas iluminaciones.
Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo
por vena de coral o celeste desnudo.
Mañana los amores serán rocas y el Tiempo
una brisa que viene dormida por las ramas.
García Lorca. Oda a Walt Witman. Poeta en Nueva York, 1940)
Si se sigue el juego de las comparaciones y de aseveraciones por el que la obra de arte es ficción y consecuencia de un reflexivo camino de abstracción, viene a cuento aquella vieja controversia grecolatina de quién era el mejor pintor, si Zeuxis o Parrasio. Lo que hizo Parrasio, para ganar justamente de manera incontestable, fue crear una ficción; la ficción de la cortina que esconde otras cosas. Sólo el trabajo mental para llegar a decidir pintar la cortina es un proceso de abstracción. Esto mismo es acertado en las creaciones de los Santilari. Sus naturalezas muertas están tan trabajadas que pueden convertirse en verdaderas trampas para el visitante (trompe l’oeil). Además, los artistas badaloneses van más allá: dominan la curva del tiempo.
Estos años (2020 y 2021) se viven situaciones complicadas para la vida, y especialmente para la vida cultural. La pandemia provocada por el virus Covid-19 vino a evidenciar la fragilidad de la vida humana, los precarios equilibrios con el medio ambiente; que el vuelo de una mariposa o un murciélago trastoca las expectativas sociales. La fragilidad de la vida, eso que tan bien van «contar» los Santilari a la muestra “7 pecados capitales, con Josep Santilari y Pere Santilari”, también en la galería Artur Ramon. Pandemias hubo en la antigüedad, los tiempos medievales, modernos y ahora. Y el arte siempre respondió. Hay el arte para vivir. El Arte pausado y revulsivo de los Santilari ayuda mucho a vivir mejor.
Las naturalezas muertas – bodegones – tienen una larga tradición en la pintura. Pero cuando este género pictórico consigue su carta de identidad es en la tradición barroca (¿la competición entre Parrasio y Zeuxis entra dentro de esta categoría artística?). Artistas como Zurbarán o Sánchez Cotán fueron importantes elaboradores de lienzos frugales y magníficos. Los Santilari, siglos después, fuerzan el curso del tiempo y adaptan sus estudiadas composiciones a la realidad vívida de los artistas: bandejas de aluminio y recubiertas de plástico translúcido, para frutas, verduras o quesos.
Pere Santilari, Vas amb flors II, 2018
En estos meses iniciales de 2021 en la galería Artur Ramon, los gemelos Santilari compiten con autores del Seicento. La muestra Ficciones. Josep Santilari, Pere Santilari y las naturalezas muertas del Siglo de Oro es un cara a cara con sus referentes, un salto mortal en el tiempo, delante de las pinturas de Pedro de Camprobín, Juan de Zurbarán, Ignacio Arias, Blas de Ledesma, Antonio Ponce y otras de autor u autora no conocidos. Un embeleso artístico.
Tras décadas de profesión los hermanos han llegado a puertos escondidos, a los que se llega mediante complejas singladuras. Por ejemplo, la utilización de fondos negros para buscar las tres dimensiones. Piezas como La efímera belleza o Magdalena y nueces, revientan la composición, las luces y los volúmenes contra un fondo que simula ser negro absoluto, aunque no lo sea. Este pozo de oscuridad hace saltar el resto de objetos que entran en las obras. La ficción de las dimensiones, de la profundidad está resuelta. Ficción y abstracción. Las pinturas y dibujos de los Santilari son austeras, como si fueran concebidas, proyectadas y ejecutadas por monjes de clausura o por aquellos monjes bizantinos que se preparaban por el ayuno para conseguir la capacidad mental de crear un icono.
Siguiendo la senda de la austeridad, estos artistas introducen pocos objetos en cada composición (flores, vasos, nueces, plásticos, quesos, …). En la concepción de la obra pesa lo que se representa, se ficciona, y también hay que imaginar todo lo que se elimina. ¿Cuántos dolores de cabeza tuvieron que sufrir los artistas para acabar Vas amb flors de cirerer i presseguer o Nous 3 con tan escasos elementos como constan en la ejecución final?
¿Qué diría Caravaggio si viera la forzada iluminación de estas piezas? ¿Qué cantos entonaría su parnaso particular en conocer el interés que 400 años provocan sus descubrimientos estéticos? La luz, siempre lateral, choca violentamente contra unos primeros planos y así entierra los fondos a la penumbra casi negra, diseñada en sutiles tonos de tierras, verdes y similares. Las creaciones de los Santilari: lecciones de arte intemporal.
Josep Santilari, Magdalena i nous, 2014
Ineffability. Josep Santilari & Pere Santilari.
El pintor no sólo debe pintar lo que ve ante sí, sino también lo que ve en su interior. Si en su interior no ve nada, es mejor que deje de pintar lo que ve ante sí. (…) Cierra el ojo corporal para poder ver primero la imagen con el ojo espiritual. A seguir, haz salir hacia fuera lo que vas contemplar en la oscuridad, para que produzca su efecto de fuera hacia adentro. (Caspar David Friedrich, pintor romántico. 1830)
La pintura y el dibujo de los Santilari poco parece tener que ver con la creación romántica de Friedrich. Pero la creación artística siempre precisa de una introspección. Las obras ahora expuestas en Artur Ramon Art así lo demuestran. Los elementos naturales (o manipulados) que emplean Pere y Josep en sus obras son cantos a la naturaleza, pero también son caricias por el tema tan barroco de las vanitas: flores – la brevedad que define la belleza de tal elemento primaveral – o la próxima caducidad de frutas, van reclamando la lectura Tempus fugit, o el canto a la belleza huidiza. Todo esto es también recuerdo de la velocidad del tiempo, de la ilusión de eternidad subyacente en toda investigación humana.
La misma galería Artur Ramon publicó el libro Ineffability. Josep Santilari & Pere Santilari, con textos y selección de imágenes del estudioso Timothy J. Standing, en su momento Gates Family Foundation Curator en el Denver Art Museum, con tratados publicados sobre Rembrandt, Monet, Degas o Van Gogh.
Ineffability es un libro de muy cuidada edición. Las imágenes reproducidas sobre papel de alta calidad, y el texto de Standring, titulado La Virtud de la Disciplina es un homenaje al trabajo serio y constante de estos artistas, que el autor compara con monjes medievales. Entre las más de cincuenta obras reproducidas hay piezas de los últimos años, así como otros de los años 80 y 90. Este libro, Ineffability, es la carta de presentación internacional de estos artesanos del figurativo.
Lito Caramés
Pere Santilari, Flors d’ametller I, 2019
EXPOSICIÓ: Ficcions. Josep Santilari, Pere Santilari i les natures mortes del Segle d’Or – fins el 14 de maig de 2021