Dos mujeres nos llevan hacia la cultura de la tierra, a tiempos arcaicos. Podríamos decir que son dos «mujerazas» del arte, que destilan sentimientos telúricos vinculados a una realidad tangible que depende del trabajo de las manos, como dos volcanes que expulsan, uno, tierra, y el otro, cuerda vegetal. El mundo mineral y el mundo vegetal se dan la mano para rememorar una tradición milenaria, ya sea desde la tierra cocida o desde el tejido, presente en la literatura de todos los tiempos. Ambas han cruzado el umbral de la tradición para abordar la contemporaneidad y el lenguaje propio de las materias hasta llegar a la abstracción.
Los dedos de Madola actúan al servicio de una idea o estado de ánimo y recogen la memoria de lo que ha sido la Keramos en todas las civilizaciones, desde los utensilios de uso hasta construcciones simbólicas de la vida y la muerte. Madola vive la cerámica desde un horizonte abierto, infinito, y el único límite son sus manos, con las que aplasta, apila, modela y transforma la materia en un corpus volumétrico con significado simbólico. Su cerámica recoge todos los usos de la cerámica, tanto desde la perspectiva del utensilio como de los valores espirituales que el hombre le ha otorgado a lo largo de la historia. Nos acerca a los valores de uso que la cerámica ha transportado hasta hoy: la jarra, la tinaja, el vaso, el recipiente que conserva los alimentos para dar vida y, a la vez, el recipiente que acoge la muerte, la estela que la homenajea.
Dolors Oromí ha trenzado los frutos de la tierra en su estado natural para abrazar la belleza salvaje del bosque y los nudos de un saber originario que han ayudado a trabajar a campesinos, pastores y pescadores. Ella toma la energía del bosque, de los campos arados, y ve la cuerda como un instrumento de uso que puede adquirir un nuevo significado en su desuso. Sus manos funcionan como lanzadera y, con movimientos de danza propia, anudan geometrías básicas que se exhiben en su desnudez material. Recuerdan, con su ruralidad, cómo los pastores fabricaban cuerdas para atar camas, tiendas y cabañas, cómo los campesinos cubrían con esteras a los burros, cómo los pescadores anudaban las redes de pesca, o cómo el alambre trenzado puede incorporarse también a este trabajo.
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