Baltasar Lobo

Cerecinos de Campo, Zamora 1910 - París 1993
“Empezaba a trabajar con una fogosidad tremenda delante del mármol, era como una especie de entrega total al acto de creación. Trabajaba en silencio, no hablaba nunca.” (Agustín Remesal, periodista)

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Biografia

Baltasar Lobo (Cerecinos de Campo, Zamora 1910–París 1993) es uno de los exponentes de la escultura moderna en España, reconocido por sus obras en yeso y terracota. Entre 1922 y 1927 trabaja como aprendiz en el taller de arte de Ramón Núñez en Valladolid, y obtiene una beca de estudios para la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde permanece los tres primeros meses, a la vez que realiza los cursos nocturnos de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios. Durante este período Lobo entra en contacto con la modernidad a partir del impacto que le produce una exposición en el Jardín Botánico, en 1929, que reunía obras de Picasso, Gris, Gargallo y Hugué, entre otros. Al estallar la Guerra Civil, Lobo se refugia con su esposa, la escritora Mercedes Guillén, en París, donde se instalan en el taller abandonado de Naum Gabo, en Montparnasse. A partir de esa fecha fija su residencia en la capital francesa, donde conoce a Picasso, Julio González y Pevsner, y entabla amistad con Henri Laurens. Lobo se va introduciendo en el ambiente artístico parisino, y en 1945 participa en la exposición Maestros del Arte Contemporáneo, en la Galería Vendôme de París, junto con Matisse, Picasso, Léger, Laurens, Bonnard y Utrillo. Un año más tarde, el escultor inicia un ciclo de obras sobre la maternidad, tema que preside su trabajo hasta finales de los años cincuenta. A partir de esa década presenta numerosas exposiciones individuales y colectivas en Tokio, Caracas, Estocolmo, Helsinki, Berlín, Zúrich, París, Madrid y Barcelona. En esa época recibe encargos para realizar esculturas monumentales, como la Maternidad para la Universidad Central de Caracas (1952). En 1977 realiza un viaje a Grecia ya Creta, a partir del cual retoma los temas mitológicos en su obra. Durante estos años se le otorgan numerosas distinciones, como el Premio Oficial de las Artes y las Letras (Francia, 1981), el premio André Susse de Escultura (1958) o el Premio Nacional de Artes Plásticas (Madrid, 1984), entre otros.