Xavier Corberó

Barcelona 1935 - 2017
“A mí no me gusta modelar, me gusta tallar, ante una piedra uno debe ser muy humilde. La escultura es mejor cuanto más desaparece el escultor, al contrario que la pintura.”

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Biografia

Xavier Corberó i Olivella (Barcelona, 1935 – 2017) partió de un informalismo trabajando sobre elaboradas superficies de bronce, evolucionando hacia una tridimensionalidad en la que a menudo introducía el movimiento generado por corrientes electromagnéticas. Posteriormente, abandonó el trabajo de los metales (bronce y acero inoxidable) y se dedicó a la realización de esculturas en mármol y piedra, aunque la depuración formal y el pulido de las superficies fueron omnipresentes en su producción. Comenzó a dibujar y trabajar los metales en el taller de su padre, y más tarde en la Escola Massana; en la Central School of Arts and Crafts de Londres conoció la obra del célebre escultor Henry Moore, período en el que también cultivó la pintura. Participó en la Bienal Hispanoamericana de 1955. Expuso individualmente en Lausana en 1959, donde vivió un período clave de su formación trabajando en la fundición de los Medici. Actuó en varios colectivos europeos y en los salones de Mayo de Barcelona, donde ganó los premios Manolo Hugué (1960) y Ramon Rogent (1961). Dos años más tarde expuso en Munich, donde recibió la medalla de oro del estado bávaro, continuó exponiendo en Pittsburgh, Nueva York y Japón, y fue invitado a dar conferencias y sesiones de taller en los EE. UU., donde residió en múltiples ocasiones. A finales de la década de 1960 publicó una serie de litografías y aguafuertes, y en 1972 fundó el Centro de Actividades e Investigación Artísticas de Cataluña en Esplugues de Llobregat. Corberó fue quien proyectó su sede como un conjunto de nueve edificios comunicados entre sí por una decena de patios, cuyo elemento predominante son más de 300 arcos. Su proyección pública cobró fuerza cuando el Ayuntamiento de Barcelona le encargó la elección de las obras de los espacios públicos de la ciudad con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992, para los que también diseñó las medallas. Otras obras suyas en la ciudad son A Nicolau Maria Rubió i Tudurí (1983), El huevo como baila. Homenaje a los artistas de Poble Sec (1987), Terminus Columns (1988), El viajero (1992) y A Josep Tarradellas. Piedra sobre piedra (1998). Entre sus últimos trabajos cabe destacar la escultura para la colección de la Fundación March (1973), en Cala Rajada (Mallorca) y Homenaje al Mediterráneo (1983), en la Plaza de Sóller de Barcelona. También se destacó como diseñador de joyas, con piezas hechas de diferentes materiales. Hay obras suyas en el MoMA de Nueva York, en el Stedelijk Museum de Amsterdam, en el Victoria and Albert Museum de Londres, entre otros.