21.03.2023| Arts Magazine |Pol Sol G. Moreno|
La feria cierra su 36º edición con más de 50.000 visitantes y un volumen de ventas semejante a 2019. Recobra así su liderato como primera feria europea, tras conseguir ventas millonarias gracias a autores españoles como Alonso Cano, La Roldana o Sorolla.
TEFAF Maastricht lo ha conseguido: recupera las cifras prepandemia en cuanto a número de visitantes y a volumen de ventas, que este año han sido excepcionales. Ya anunciamos al inicio de la feria que las expectativas estaban por las nubes, una percepción que a medida que pasaban los días se fue convirtiendo en certeza.
Esta 36º edición prometía y no ha defraudado. Tras unas primeras impresiones en las que se apreciaba el deseo de comprar, han llegado las cifras que lo corroboran. Ha sido un año estupendo.
La altísima calidad de obras como la Inmaculada de Alonso Cano –encontró comprador en Rob Smeets, aunque por un precio no revelado– o La Virgen de la Faja de Murillo han sido el mejor aliciente para los coleccionistas. Estos se han rendido a una edición que confirma el regreso definitivo a las cifras prepandemia y a la vieja normalidad.
Entre las ventas más madrugadoras, cabe mencionar un cuadro sobre Las cuatro estaciones de Giacomo Balla que Antonacci Lapiccirella ofrecía por un millón de euros aproximadamente. También una decena de trabajos de Tracey Emin, Damien Hirst, Park Seo-Bo y Georg Baselitz encontraron comprador en la todopoderosa White Cube cuando el público aún no tenía acceso a la feria.
No es extraño que en las jornadas de preview se concentren la mayor parte de las ventas, con la asistencia de los principales directores de museos cerrando tratos. Ese fue el caso de Salvador Salort del Detroit Institute of Art, que ha adquirido el curioso reloj Autómata renacentista türmchenuhr del siglo XVI en Mentink & Roest.
Al museo de Michigan se sumaron otros tantos del continente americano como el Metropolitan, el MoMA o la Hispanic Society de Nueva York, además del Bellas Artes de Boston. Con ello se demuestra que la guerra en Ucrania no ha sido un impedimento para que nuestros vecinos del Nuevo Mundo hayan acudido a la feria europea líder en el sector.
LAS EXPECTATIVAS ESTABAN POR LAS NUBES, UNA PERCEPCIÓN QUE A MEDIDA QUE PASABAN LOS DÍAS SE FUE CONVIRTIENDO EN CERTEZA”
En esta ocasión han sido 250 las instituciones asistentes, desde el Louvre o el Museo de Orsay hasta la galería de los Uffizi, el Meadows de Dallas o el Rijksmuseum. Precisamente este último compró una obra en la galería alemana Nicolaas Teeuwisse OHG, aunque de momento no se ha hecho pública.
En el lado opuesto, Lullo Pampoulides anunció que su María Magdalena de Luca Giordano había sido adquirida por un museo. En su caso es el nombre de la institución lo que permanece en el anonimato. Habrá que esperar para desvelar ambos enigmas. El galerista británico también encontró comprador para la terracota de Virgen con Niño de la Roldana por dos millones de dólares a una institución americana.
La acogida de esta edición de TEFAF Maastricht ha sido tal, que algunos participantes han conseguido vender “casi todo el stand”, como por ejemplo Tim Van Laere Gallery. Tafeta –especialista en arte africano contemporáneo– también confirma la fortaleza de la feria, ya que ha vendido o reservado cerca del 60% de sus obras expuestas.
“Ha sido nuestro mejor TEFAF”, anunciaba un exultante Peter Finer tras detallar algunas de sus ventas a importantes coleccionistas estadounidenses e instituciones como el Metropolitan y el Kunsthistoriches de Viena.
La galería londinense Stuart Lochhead Sculpture vendió su obra más emblemática, León devorando una cierva de Barthélemy Prieur, por cerca de 1,4 millones de libras, y Jaime Eguiguren su San Miguel de Gregorio Fernández. En cuanto a mobiliario cabe destacar un escritorio Luis XVI de Jean-François Leleu, adquirido en Steinitz por una cifra superior al millón y medio de euros.
Sin duda, este ha sido un retorno memorable para marchantes y galeristas que ya se merecían éxitos y triunfos económicos, tras un par de años de mucho esfuerzo y reinvención.
Los españoles también han cerrado con muy buenos resultados TEFAF Maastricht. Artur Ramon encontró comprador para una de las dos escenas de Sorolla que ofrecía, concretamente la más cara: Muchachas en la playa por 2,7 millones de euros.
Caylus ha vendido buena parte de las obras que componían su stand, entre ellas la Virgen con el Niño de Morales que costaba 300.000 euros y la pareja de bodegones de Francisco Barranco (280.000 euros).
En el caso de Colnaghi, debemos hablar de ventas fundamentalmente a clientes particulares. Ellos fueron los que compraron Retrato de joven noble con finas joyas y vestido negro con bordados dorados en forma de rodetes y cuello alto de Alonso Sánchez Coello, y San Sebastián y Santiago el Mayor de Bernardo Strozzi (ofrecido por 250.000 euros).
Entre las joyas de Deborah Elvira, cabe mencionar la venta de un anillo medieval con zafiro y plata dorada, además de una cruz de oro y cristal de roca datada a principios del siglo XVII. Mayoral también cerró con balance positivo gracias, en parte, a La Femme I (1973) de Joan Miró que vendió por 280.000 euros.
El paso del invierno a la primavera parece la mejor metáfora para describir este excepcional edición de TEFAF Maastricht, que comenzó con nieve y ha terminado con un florecimiento de ventas con las que recupera las cifras prepandemia. Sol G. Moreno.